Por Rocío Domenech
El Pórtico de la Gloria es considerado una de las grandes joyas del patrimonio mundial. Como ya sabréis, el autor de este hito de la escultura románica en piedra fue el Maestro Mateo, arquitecto de Fernando II de León, que supo plasmar en piedra un denso mensaje teológico que no sabemos quién ideó. En 1168 se pusieron los fundamentos de esta obra y se finalizó en 1188. Vamos a centrarnos en este post en uno de los mayores misterios que guardaba este Pórtico, una serie de representaciones de instrumentos musicales, en parte desconocidos hasta hace pocos años y que sirven de ejemplo para descubrir la estrecha relación de la música con la escultura románica y cómo esta sirve de vehículo para recuperar la historia.
El Pórtico de la Gloria es considerado una de las grandes joyas del patrimonio mundial. Como ya sabréis, el autor de este hito de la escultura románica en piedra fue el Maestro Mateo, arquitecto de Fernando II de León, que supo plasmar en piedra un denso mensaje teológico que no sabemos quién ideó. En 1168 se pusieron los fundamentos de esta obra y se finalizó en 1188. Vamos a centrarnos en este post en uno de los mayores misterios que guardaba este Pórtico, una serie de representaciones de instrumentos musicales, en parte desconocidos hasta hace pocos años y que sirven de ejemplo para descubrir la estrecha relación de la música con la escultura románica y cómo esta sirve de vehículo para recuperar la historia.
La representación de los instrumentos del coro de Ancianos que
encontramos en las arquivoltas del tímpano central viene tomada de los capítulos
4 y 5 del Apocalipsis de San Juan. De esta forma todo el tímpano central plasma
la disposición del trono de Dios, tal como lo ha visto el autor santo:
“…Y
alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a
veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus
cabezas…
… y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno
eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con
tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y
nación…”
Así vemos a los Veinticuatro Ancianos de la visión apocalíptica, que
se corresponden con las 24 clases de cantores y sacerdotes del antiguo Templo
de Jerusalén, que en posición sedente dialogan entre sí. Representan la loa a
un Cristo redentor, el cántico nuevo que refiere el texto. Es la alabanza
divina que realizan con sus instrumentos al modo de asamblea de notables que
rodean como una corona celestial al Cordero degollado, Cristo instalado
en el trono, que juzgará a vivos y muertos, como indica su posición al ocupar
el centro del tímpano, acompañado por el Tetramorfos (los cuatro evangelistas),
el pueblo redimido, y los ángeles portadores de los instrumentos de la Pasión.
Los Ancianos sostienen en sus manos (excepto las figuras 4 y 21, que portan redomas) instrumentos musicales pertenecientes a casi la totalidad de las familias de cuerda medievales: 14 cítaras, 4 salterios, 2 arpas y un organistrum. Éste último, frecuentemente citado en los textos medievales, deriva su nombre de la contracción de los latines organum e instrumentum. Se tocaba haciendo girar una rueda por medio de una manivela. Al accionar la manivela, la rueda, impregnada en resina en polvo, hacía vibrar las cuerdas que, protegidas con algodón, proporcionarían el sonido del instrumento. Por su tamaño y complejidad era necesaria la presencia de dos músicos para interpretar las melodías, que como en el caso del Pórtico, son figuras sedentes, es decir, sentadas con el instrumento apoyado sobre sus piernas. Uno de los dos músicos tenía como misión girar el manubrio para accionar la rueda de madera y así producir el sonido y el ritmo, mientras que el otro músico accionaba el teclado con ambas manos, aunque con el paso de los siglos el instrumento evoluciona para ser tocado por una sola persona: la “zanfoña”.
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Organistrum |
De los demás instrumentos se sabe que algunos de ellos eran de origen popular, que
provenían de los que la tradición habría ido creando en Galicia, o se habían
importando de otras regiones, así como del influjo que los peregrinos habrían
podido ejercer. Otros eran de origen culto, y algunos incluso de auténtico
lujo.
Los artesanos que han realizado la reproducciones modernas de fídulas ovales y en
ocho, arpas, salterios verticales y horizontales, laúdes, organistrum, se
han limitado a copiar, seguir y medir los instrumentos tallados en piedra para después
construir los suyos.
Este hito de recuperación del patrimonio histórico- musical fue
llevado a cabo gracias a entidades como la Fundación Barrié,que promovió y financió el proyecto de reproducir
en madera los instrumentos del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago
de Compostela. En este proyecto de investigación colaboraron lutieres,
musicólogos e historiadores del arte, así como expertos en afinación y decoración
procedentes de diversos países.
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Ejemplo del proceso de repoducción de uno de los instrumentos |
Hoy en día puede verse una exposición en la sede de la
Fundación Barrié en la Coruña, donde ofrecen además un amplio abanico de
actividades y visitas orientadas a alumnos de primaria y ESO con el fin de que
conozcan un poco más en profundidad unos instrumentos que teníamos delante
pero que habíamos olvidado.
Para
aquellos que no tengan tiempo de acercarse a Coruña os dejo aquí un
video de un concierto de música interpretada con los instrumentos
"recuperados" gracias al Pórtico:
De esta forma podemos comprobar que, lejos de representar objetos inventados, como se
pensaba hace unos años, los instrumentos del Pórtico de la Gloria son un
completo catálogo de instrumentos reales y por lo tanto, un valioso testimonio
que nos permite conocer cómo era, o al menos, cómo podía sonar la música de la
época.
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