Sinestesia: Asociación de elementos procedentes de los sentidos físicos con sensaciones internas (sentimientos).
Desde siempre hemos podido encontrar correspondencias entre la
pintura y la música. Debemos esperar al siglo XIX y especialmente al XX para
que estas relaciones sean más claras. Ya desde los escritos de Diderot (1713-1784)
la unión entre música y pintura es casi indivisible. Esto perdura hasta
alcanzar a Kandinsky (1866-1944) y sus coetáneos. Esta similitud entre música y
pintura también fue posible gracias a una fundamentación científica llevada a
cabo por Newton (1643-1727) por primera vez; esto estableció una nueva base
para la relación música-pintura en el siglo XVIII. Si bien Diderot y Kandinsky
compartían muchas opiniones similares, el primero solamente consideraba a la
música susceptible de ser estudiada de un modo científico, mientras que el
segundo defendía que también la pintura podía ser estudiada con las mismas
premisas. Las reflexiones de Kandinsky sobre la gramática pictórica lograron un
relativo orden en el análisis del color.
Los atributos del color, tales como claridad y oscuridad, se
organizan sistemáticamente en el círculo; y a estas propiedades Kandinsky añade
otras, de las cuales la principal es la sonoridad, insistiendo mucho en la
correspondencia que observa entre colores e instrumentos. Así para él, el color
rojo está asociado con el sonido de las trompetas, por ejemplo. Esta asociación
genérica entre el valor de la claridad cromática y altura del sonido pertenece
a un intento de sistematización.
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Vassily Kandinsky |
La primera codificación del color en un diagrama circular se debe
a Isaac Newton. Goethe discutió mucho sobre el fundamento de la teoría de
Newton y gozó del favor de la crítica frente a este científico, pero existen
aspectos claves de la física newtoniana del color que incidieron
irreversiblemente en el horizonte de las artes.
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Círculo cromático de Goethe |
Uno de estos elementos es la asociación entre los colores y las
notas musicales, que fundamentó científicamente al cuantificar los colores
matemáticamente y establecer medidas de correspondencia entre éstos y los intervalos
de la escala tonal. Fijó un sistema de proporciones, basado en medidas que se
relacionan con grados de contracción y dilatación de la luz en la manifestación
del color, y finalmente comparó esas relaciones entre magnitudes con las
diferencias de altura de sonido entre notas.
El círculo cromático de Newton incluye siete colores, coincidiendo así con las siete notas de la octava musical. Y esta relación entre las concordancias cromáticas y la armonías musicales, también fueron estudiadas por Louis-Bertrand Castel, creador del círculo cromático de doce tintas.
El círculo cromático de Newton incluye siete colores, coincidiendo así con las siete notas de la octava musical. Y esta relación entre las concordancias cromáticas y la armonías musicales, también fueron estudiadas por Louis-Bertrand Castel, creador del círculo cromático de doce tintas.
Estableció la correlación entre un espectro de doce colores y una
escala proporcional de tonos y semitonos y entre la relación de altura de los
sonidos y la de claridad y oscuridad del color por la mezcla con el blanco o con
el negro, hasta diferenciar un material cromático de 144 tonos con sus
correspondientes sonidos. Pero el verdadero propósito de Castel fue la
organización de equivalencias entre colores y sonidos con el lenguaje propio de
la decoración pictórica. La pintura decorativa permitía la traducción visual de
la música. Así anuncia Castel la posibilidad de pintar la música junto a los
colores.
Durante el Romanticismo
la percepción de la música como lenguaje natural estuvo muy presente en todos
los autores de dichas épocas, cuyo factor común es que en ambos se consideraba
que la unión música-pintura apunta a la idea de asimilación de una forma de
lenguaje natural común. Alguna teoría de estos autores es, por ejemplo, que la
pintura participa relativamente de la misma condición de la música, pues se
basa en signos naturales, estrechamente ligados al aspecto del objeto visual
que imita, frente al arbitrio del lenguaje verbal (Dubos).
En este sentido no es difícil reconocer la impronta del Idealismo romántico en los principios estéticos de Kandinsky, quién explica que aquello que sostiene la creación pictórica es la visualización de las relaciones anímicas, que se estimulan a través de signos sensibles: “la armonía formal debe basarse únicamente en el principio de contacto adecuado con el alma humana”. Estos principios junto con los que promulgaban los pintores naif, representan el reto del descubrimiento del lenguaje natural, esencialmente común a todo el arte, y que tanto ocupó a los pintores de “Der Blaue Reiter” (El Jinete Azul). Las analogías musicales se plantean repetidamente en estos autores y siempre ligada a valores abstractos de la pintura.
W. Hofmann declaró que Gauguin puede reconocerse como el comienzo
de una pintura que, siguiendo el modelo de la música, busca más la sugestión que
la descripción del objeto. De ahí que lo llegue a considerar un precedente
ideal de Kandinsky. La correspondencia entre las leyes que gobiernan las
armonías de los elementos pictóricos puros y el ejemplo de las relaciones
musicales se plantea por lo común en el terreno de la hipótesis. La música
representa para Kandinsky el logro claro de la autofinalidad del arte, que es
precisamente lo que gobierna la idea de “necesidad interna”.
Las investigaciones de este autor fueron progresando y plasmándose
en obras como Punto y línea hasta
llegar a cuadros completamente abstractos que llamó Composiciones. En una
primera etapa, la forma es libre, sólo jugando con los colores hasta conseguir
obras musicales que tenían un “sonido interior”. En 1913, cuando pinta Líneas Negras, ya
no se puede hablar de abstracción a partir de un tema; el color y la línea han
tomado por sí mismos tal expresividad que ya no siguen un modelo
preestablecido. Obras como ésta son las primeras verdaderamente abstractas.
Kandinsky fue así realizando un proceso de limpieza del cuadro,
eliminando las formas naturalistas del mismo: Una montaña se convertirá en una
curva con vértice hacia arriba o un río en una forma sinuosa. Son lo que él
llamó “impresiones”; cuadros cada vez más
difíciles de analizar en clave realista.
De esta forma, el arte
no tiene que copiar la realidad, tiene que interpretar el mundo de forma
subjetiva y personal. Los cuadros en que se representan formas concretas ya te
dan una idea preconcebida de lo que “debes” ver. Lo contrario a esto es lo que
pretendía Kandinsky, buscar lo espiritual en el arte, título que dio una de sus
obras teóricas clave para comprender el arte abstracto.
De forma paralela en 1911
Scriabin (1872-1915) construye, basándose en las investigaciones de Newton, el
primer teclado óptico del siglo XX, un “piano de luces” que acompañaba
visualmente su poema sinfónico “Prometheus”. Se producía una doble percepción
de un mismo acontecimiento musical, por el oído y por la vista, gracias a la
denominada “música óptica”, un mecanismo artístico concebido para el éxtasis
místico. Scriabin concretó las relaciones entre música y color vinculando a una
escala de doce tonos a un espectro cromático determinado.
La sinestesia musical lleva
años estudiándose, pero aún queda mucho por descubrir. Conocemos casos de sinéstetas naturales en la historia,
tales como Mozart, que decían percibir el Fa en un tono amarillo. Hoy en día
encontramos casos en los que ciertas personas pueden percibir colores como
sonidos y viceversa. Es el caso de Elisabeth,
una joven de Suiza, que utiliza todos sus sentidos para saborear la música.
Ella combina involuntariamente tres sentidos: el oído, la visión y el gusto.
Las notas musicales hacen que las formas y colores aparezcan en su campo de
visión, induciéndola a sentir diferentes aromas que posteriormente son
materializados en su lengua. Una misma nota o la combinación de notas producen
en Elisabeth los mismos colores y formas. El tipo de sinestesia de Elisabeth es tan extraño que
únicamente se conoce su caso en el mundo. Elisabeth, que participa en
conciertos por toda Suiza, ha utilizado la sinestesia para conseguir la
afinación perfecta y para memorizar partituras de una sola vez. Su historia se
plasmó en un interesante documental para Discovery que os recomiendo que veáis.
Muy interesante!
ResponderEliminarGracias por este aporte ilustra con detalle.
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